sábado, 4 de julio de 2015

TRABAJO MINERO Y GÉNERO

Con el propósito de establecer una mínima delimitación conceptual se recupera las siguientes acepciones sobre las categorías de producción, reproducción y trabajo:

Desarrollo

Para Lagos (2002), la reproducción se refiere “a las actividades necesarias para la continuidad del proceso productivo y de la unidad doméstica a través del tiempo. El concepto abarca el trabajo desplegado en la producción tanto asalariada como no asalariada, al igual que en las labores domésticas que generalmente son ejecutadas por mujeres, así como todas las demás actividades, relacionadas con la producción agropecuaria que realizan hombres y mujeres…” (Lagos, 2002:207).

Asimismo, retomo la definición de trabajo proporcionada por Wanderley (2008), quien señala que este concepto “abarca tanto las actividades generadoras de ingresos como aquellas desarrolladas en el ámbito de los hogares y de las comunidades que, pese a no generar un ingreso, son igualmente importantes para la reproducción de las personas, las familias y la sociedad en general” (Wanderley, 2008: 147-148)

Una de las representaciones más arraigadas en los centros mineros sobre la supuesta antinomia entre lo femenino y la producción minera en los socavones es que “la mujer espanta la veta”. Entre los trabajadores, sus esposas, y otros miembros de la comunidad, e incluso fuera de ella, en los centros urbanos, se considera un hecho incontestable que la presencia de las mujeres en interior mina ocasiona el agotamiento o empobrecimiento de las reservas de mineral.

Esta creencia forma parte del mundo simbólico-religioso de las minas en Bolivia, espacio en el cual ocupa un lugar central la deidad El Tío. Numerosos estudios han abordado la complejidad de estas creencias y prácticas, señalando las imbricaciones entre la religiosidad católica y la indígena, así como las relaciones de resistencia y dominación puestas en juego.

Dentro de estos aportes, consideramos particularmente fructífera la aproximación que considera que las creencias y prácticas religiosas pueden ser entendidas como espacios de disputa de sentidos y significados, es decir, que los actores, al mismo tiempo que se apropian de los símbolos y significados producidos desde la cultura dominante, los interpelan, y resignifican (Lagos, 1993).

Desde esta aproximación, es posible analizar críticamente las creencias mineras sobre las relaciones entre lo femenino, la producción de minerales y las deidades subterráneas, particularmente El Tío, pues consideramos que las dimensiones funcional-reproductiva del orden establecido, y la dimensión contrahegemónica y de resistencia de lo simbólico-religioso no son campos bipolares, sino partes interelacionadas de una misma configuración. Esto es particularmente relevante en el caso del mundo simbólico de los mineros, pues diversos estudios han mostrado el carácter interpelador de las creencias mineras.

La división sexual de trabajo, no es una división “natural” de tareas, emergente de la naturaleza biológica de unos y otras, la división sexual del trabajo es el resultado de una construcción social y cultural, según la cual se asignan determinadas ocupaciones por género; distribución que permite mantener y reforzar las asimetrías de poder. La diversidad de ocupaciones consideradas “femeninas” y “masculinas” es muy variable entre pueblos y naciones, así como en el plano histórico, sin embargo, se evidencia una marcada tendencia hacia la asignación de labores “domésticas” para las mujeres y “productivas” para los varones.

Conclusiones

Como conclusión se puede señalar que la discriminación laboral en razón de género en el centro minero de Huanuni expresa de relaciones de poder asimétricas, asentándose, parcialmente, en las representaciones simbólico-religiosas sobre las relaciones entre la femineidad y la producción de minerales.

El carácter patriarcal de estas representaciones debe ser interpretado desde la perspectiva teórica que concibe a las creencias y prácticas religiosas como espacios de disputa de sentidos y significados, es decir, como reproductoras de la cultura dominante, pero también como escenarios de resistencia. De este modo, es posible comprender los ribetes interpeladores de las creencias mineras alrededor del Tío, así como esta dimensión reproductora de las asimetrías de poder entre géneros.

Bibliografía

Lagos, M. (1993): “We have to learn to ask”: Hegemony, Diverse Experiences, and Antagonistic Meanings in Bolivia, [En línea], PDF, American Ethnologist, Vol. 20, No. 1: Blackwell Publishing on behalf of the American Anthropological Association, <http:// www.jstor.org/stable/645412> [Consulta: 06/11/2008].

Lagos, M. (2002): “Vida cotidiana, ciudadanía y género de la política”. Cuadernos de Antropología Social de Trabajo. Pp. 205-228, Buenos Aires.

Ruiz, G. (2011): “El Qaraku: Prácticas y creencias religiosas entre los mineros de Huanuni”. Revista de Antropología e investigación social (Con) Textos, Universidad de Barcelona, 2011 (disponible en http://www.raco.cat/index.php/contextos)


Wanderley, F. (2008): “Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. Insumos conceptuales para el diseño de políticas de promoción del empleo en el marco de la equidad”.

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