Con
el propósito de establecer una mínima delimitación conceptual se recupera las
siguientes acepciones sobre las categorías de producción, reproducción y
trabajo:
Desarrollo
Para
Lagos (2002), la reproducción se refiere “a las actividades necesarias para
la continuidad del proceso productivo y de la unidad doméstica a través del tiempo.
El concepto abarca el trabajo desplegado en la producción tanto asalariada como
no asalariada, al igual que en las labores domésticas que generalmente son ejecutadas
por mujeres, así como todas las demás actividades, relacionadas con la producción
agropecuaria que realizan hombres y mujeres…” (Lagos, 2002:207).
Asimismo,
retomo la definición de trabajo proporcionada por Wanderley (2008), quien
señala que este concepto “abarca tanto las actividades generadoras de ingresos
como aquellas desarrolladas en el ámbito de los hogares y de las comunidades
que, pese a no generar un ingreso, son igualmente importantes para la reproducción
de las personas, las familias y la sociedad en general” (Wanderley, 2008:
147-148)
Una
de las representaciones más arraigadas en los centros mineros sobre la supuesta
antinomia entre lo femenino y la producción minera en los socavones es que “la
mujer espanta la veta”. Entre los trabajadores, sus esposas, y otros miembros
de la comunidad, e incluso fuera de ella, en los centros urbanos, se considera
un hecho incontestable que la presencia de las mujeres en interior mina
ocasiona el agotamiento o empobrecimiento de las reservas de mineral.
Esta
creencia forma parte del mundo simbólico-religioso de las minas en Bolivia,
espacio en el cual ocupa un lugar central la deidad El Tío. Numerosos estudios
han abordado la complejidad de estas creencias y prácticas, señalando las
imbricaciones entre la religiosidad católica y la indígena, así como las
relaciones de resistencia y dominación puestas en juego.
Dentro
de estos aportes, consideramos particularmente fructífera la aproximación que
considera que las creencias y prácticas religiosas pueden ser entendidas como espacios
de disputa de sentidos y significados, es decir, que los actores, al mismo tiempo
que se apropian de los símbolos y significados producidos desde la cultura dominante,
los interpelan, y resignifican (Lagos, 1993).
Desde
esta aproximación, es posible analizar críticamente las creencias mineras sobre
las relaciones entre lo femenino, la producción de minerales y las deidades
subterráneas, particularmente El Tío, pues consideramos que las dimensiones
funcional-reproductiva del orden establecido, y la dimensión contrahegemónica y
de resistencia de lo simbólico-religioso no son campos bipolares, sino partes
interelacionadas de una misma configuración. Esto es particularmente relevante
en el caso del mundo simbólico de los mineros, pues diversos estudios han
mostrado el carácter interpelador de las creencias mineras.
La
división sexual de trabajo, no es una división “natural” de tareas, emergente
de la naturaleza biológica de unos y otras, la división sexual del trabajo es
el resultado de una construcción social y cultural, según la cual se asignan
determinadas ocupaciones por género; distribución que permite mantener y
reforzar las asimetrías de poder. La diversidad de ocupaciones consideradas “femeninas”
y “masculinas” es muy variable entre pueblos y naciones, así como en el plano
histórico, sin embargo, se evidencia una marcada tendencia hacia la asignación
de labores “domésticas” para las mujeres y “productivas” para los varones.
Conclusiones
Como
conclusión se puede señalar que la discriminación laboral en razón de género en
el centro minero de Huanuni expresa de relaciones de poder asimétricas,
asentándose, parcialmente, en las representaciones simbólico-religiosas sobre
las relaciones entre la femineidad y la producción de minerales.
El
carácter patriarcal de estas representaciones debe ser interpretado desde la
perspectiva teórica que concibe a las creencias y prácticas religiosas como espacios
de disputa de sentidos y significados, es decir, como reproductoras de la cultura
dominante, pero también como escenarios de resistencia. De este modo, es posible
comprender los ribetes interpeladores de las creencias mineras alrededor del Tío,
así como esta dimensión reproductora de las asimetrías de poder entre géneros.
Bibliografía
Lagos,
M. (1993): “We have to learn to ask”: Hegemony, Diverse Experiences, and Antagonistic
Meanings in Bolivia, [En línea], PDF, American Ethnologist, Vol. 20, No.
1: Blackwell Publishing on behalf of the American Anthropological Association, <http://
www.jstor.org/stable/645412> [Consulta: 06/11/2008].
Lagos,
M. (2002): “Vida cotidiana, ciudadanía y género de la política”. Cuadernos de Antropología
Social de Trabajo. Pp. 205-228, Buenos Aires.
Ruiz,
G. (2011): “El Qaraku: Prácticas y creencias religiosas entre los mineros de Huanuni”.
Revista de Antropología e investigación social (Con) Textos, Universidad de
Barcelona, 2011 (disponible en http://www.raco.cat/index.php/contextos)
Wanderley,
F. (2008): “Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. Insumos conceptuales para
el diseño de políticas de promoción del empleo en el marco de la equidad”.
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